Archive for abril 2013

Únicos

Hay palabras que, de vez en cuando, me revelan contradicciones. La de hoy es "únicos". Me inquieta bastante que "único", un adjetivo que sirve para catalogar algo genuino, original, aislado y decididamente positivo, separado de todo lo demás que no existe, pueda tener un plural. Que algo cuyo par sea inconcebible tenga compañía con sólo ponerle una ese. Pero lo que más me gusta es que ese mismo plural contradictorio, que viene de un concepto tan solitario, sirva para construir una de las identidades comunitarias más fuertes que puede haber. "Somos los únicos que quedamos con vida en esta nave"; si me lo dice a mí, créeme que me voy con Sigourney Weaver en Alien, el octavo pasajero hasta el final del universo, aunque me caiga mal o tenga cara de tramar algo. Siempre me ha parecido una tipa de mirada siniestra.

Todo esto lo pensé cuando estaba viendo que el 92 % de los smartphones vendidos en España entre diciembre de 2012 y febrero de 2013 funcionan con Android. Hasta los que tenemos Windows Phone sabemos que miles, millones de personas tienen el mismo modelo de móvil que utilizamos. A primera vista, a no ser que le hayas puesto una funda de ganchillo al trasto o le hayas rayado la carcasa, el cacharro es indiferenciable. Sin embargo, no podrías casi ni hacer la o con un canuto con el móvil si no es el tuyo.

Filming Sky?

Porque, claro, estos aparatos tienen contraseñas. O tienen aplicaciones que has personalizado. O tienen redes wifi que has guardado. O tienen los iconos puestos en un lugar diferente. O están en otro idioma. Eso es lo superficial, lo que es más fácil apreciar. Pero los móviles también saben lo que te han de mostrar cuando buscas algo en Google, que para eso han estudiado tu comportamiento; incluso Facebook tiene un filtro bastante listo que te ahorra el trámite de ver las actualizaciones de gente que no te importa demasiado. Qué alivio.

Eso, señoras y señores del jurado, es la leche. Un puñado de pulgadas intuye -ojo: más o menos- lo que queremos, conoce nuestras preferencias sin que se las tengamos que haber dejado manifiestamente claras. Es como si nuestra amante supiera cuál es nuestra camisa preferida o cuáles nuestros calzoncillos de ligar. Hemos -han- creado el amor sintético, la muñeca hinchable intelectual, apéndices que, con el tiempo, se convierten en únicos para cada uno de nosotros.

Otro día escribiré sobre el gran problema que esto plantea: que sepan demasiado de ti y te espíen, como si una desconocida analógica, de la vida real, te empezara a acosar. Pero eso lo dejo para más adelante, que cada vez que escribo más de dos párrafos, me entra la nostalgia y me deconstruyo.

(Imagen de Thomas Szynkiewicz - Das Fotoimaginarium en Flickr)

Categoría | 1 Comentario

Swedish Greys - a WordPress theme from Nordic Themepark . Converted by LiteThemes.com .