French spoken here

Entre las pocas virtudes que tenía de chiquillo, hablar francés era una. Tengo varios papeles que acreditan todo lo que estoy escribiendo, que conste. Sin embargo, en los últimos años me he interesado más por el mundo anglosajón y en mi viaje a París he corroborado que entiendo a la gente pero que me siento más cómodo hablando en inglés. Siempre me ha gustado más.

Pero todo eso da igual. Historia verídica: cuando iba en el RER de Versalles hacia París, resulta que se me cayó el Samsung Galaxy –véase, mi teléfono con todas mis cosas que, por lo tanto, vale lo mismo o más que yo-. Aquí salgo posando con él en la App Date de octubre. Os adelanto que lo sigo teniendo porque una mujer muy amable lo recogió y me lo dio. Ella no era francesa y avisó a un lugareño que tenía detrás de mí para que me pellizcara porque no le oía cuando me llamaba, yo tenía los cascos puestos. Todo acabó con un “oh, merci” que bien podría haber sido un “mecagüen el copetín, muchas gracias maja, me acabas de salvar la vida”, seguido de un besico en la frente. En otros capítulos os explicaré cuán importantes son los trastos tecnológicos para mí, algo que podéis adivinar en el presente párrafo.

paris in b&w 3

De cualquier modo, el movris acabó en mis manos sin intercambiar palabras. No fue en francés ni en chino ni en inglés ni en castellano, pero las tres personas fuimos capaces de organizar un pedazo de Tratado de Versalles de la leche; Wikipedia dice que ha habido otros seis, pero eran bagatelas en comparación con esto. En fin, que el episodio en general es, desde el punto de vista comunicativo, un escenario win-win. Un prodigio de la semiótica. A buen entendedor, pocas palabras bastan.

Final feliz, sí, pero los tres habríamos acabado hablando en francés si me hubiera quitado los cascos, lo que me habría dado mucha vergüenza. Me acabaría acostumbrando, claro, si tuviera que emigrar, tal y como están haciendo muchos miles de jóvenes españoles. Esa gente ha puesto un cartel en sus chiringuitos que reza “French spoken here” o algo parecido para demostrar que siempre hay un plan B, muy importante si el plan A sigue haciendo las cuentas en pesetas y cree que internet sólo sirve para el porno. Afortunadamente, el ser humano es bueno y devuelve a sus dueños los móviles que se suicidan desde los bolsillos de los turistas. Afortunadamente también, podemos decir muchas cosas con y sin palabras; espero que eso no nos lo quite ningún cartel ni ningún exilio.

Gracias, Cris, por hospedarme. El euro resistirá. Y si no, pues ya nos buscaremos la vida.

(Imagen de "opethpainter" - Flickr)

Swedish Greys - a WordPress theme from Nordic Themepark . Converted by LiteThemes.com .