“¿Es la granja de Playmobil?”


“JUAJHEJA sí, aquí es”. Me sé de memoria el anuncio de la granja de Playmobil, me dí cuenta haciendo un revival en YouTube uno de estos días. Creo que, de hecho, podría reproducir las pausas de respiración del spot, si es que los conjuros satánicos como ese se pronuncian con pausas de respiración. Creo que el anuncio es el primer inception que sufrí en mi vida; luego llegarían los Simpsons con las conversaciones indelebles que me sé de pe a pa.

Ese espantapájaros es un recuerdo durmiente en mi memoria -con perspectiva, he de decir que es una imagen un poco desagradable, el personaje en cuestión tiene un aire de histrión perverso que te cagas-. El problema es que, de no haber hablado con alguien del tema, el bicho habría pasado desapercibido hasta el día de la muerte de cualquiera que estuviera en mi lugar. La conclusión es que la mente de un ser humano está todavía a una distancia inmensa de la de un Jedi.

Washing machine or your life...

No sé vosotros, pero la mayoría de cosas en las que pienso son ensoñaciones y proyecciones hacia el futuro sobre el mundo y yo. He conseguido que esas historias no me distraigan cuando hago cosas importantes, pero cuando mi mente descansa un momento, entonces vuelven a la carga. Si nadie me habla, veo cosicas. Porque en vez de cerebro tengo una hormigonera de esas que te despiertan a deshora por las mañanas. Hay gente que hasta ha oído la hormigonera funcionar.

Ahora veo un futuro en el que alguien preguntará “¿es la granja de Playmobil?”. Puede que ese momento no se produzca este año ni esta década pero, demonios, espero estar allí y conservar mi memoria para contestar.

(Imagen de barockschloss - Flickr)

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